Fecha de publicación: 22/01/2021
NUTRICIÓN EN EL ALZHEIMER (Por Angélica Martín Molina)
nutrición Alzheimer apetito
No debemos olvidar nunca ciertos nutrientes muy importantes en la dieta, que nos van a ayudar a mantener “bien alimentado” a nuestro cerebro: ácidos omegas 3, (cardioprotectores por excelencia, ya que mantienen sanas nuestras arterias, reducen el colesterol “malo” y ayudan a controlar los niveles de tensión arterial. Mejora además los procesos cerebrales y su ausencia promueve estados de estrés o depresión.
Las vitaminas, necesarias para múltiples funciones metabólicas de nuestro organismo, entre otras, la absorción de proteínas y grasas. Señalar las del grupo B, especialmente la B12, cuya carencia está relacionada con enfermedades neuropsiquiátricas
Son muchos los factores que van a afectar a la nutrición cuando hablamos de EA. La enfermedad en sí, va a llevar a una persona en principio autónoma salvo algunos despistes, a ser una persona totalmente dependiente para la alimentación
Durante la evolución de la EA, además, es frecuente que se presenten alteraciones conductuales, del gusto, del olfato, se va a ver alterada la sensación de sed y/o de hambre. Todo ello complicando la nutrición en la persona con Alzheimer.
Se produce un círculo vicioso, en el que el Alzheimer va a conllevar un mayor riesgo de malnutrición en la persona, el cual a su vez, provoca una peor evolución de la enfermedad.
Uno de los problemas que más preocupa a los cuidadores de personas con EA es la falta de apetito. Vamos a necesitar de nuestra maña cuando nos enfrentamos a una persona que ha perdido el apetito, recurriendo a diferentes trucos para enriquecer cada plato: añadiendo queso, frutos secos picados, salsas, sofritos, carnes y/o pescados a los guisos, miel, leche condensada,…)
Aun así puede ser necesaria finalmente la intervención de la unidad de nutrición de nuestro hospital de referencia par que paute complementos nutricionales que nos aseguren la ingesta de unos nutrientes mínimos para nuestro familiar.
A veces la falta de apetito puede remediarse. Pues detrás de ella puede estar el hecho de que la persona se canse o se aburra con la comida, que le duela algo o esté incomoda por algo (estreñimiento, mal estado de la boca, ardor de estómago, infección de orina,…)
Para valorar si una persona está desnutrida, hay tres pilares fundamentales: control peso/tala, analítica de sangre y test nutricional (habitualmente MNA)
Se da también el caso de la persona que pierde peso sin una causa aparente, pues come bien. Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de nutrir a una persona, no solo hablamos de que ésta coma, sino también de que su organismo asimile los nutrientes., de ahí la conveniencia de la analítica en el examen nutricional. La enfermedad de Alzheimer se vuelve más común a partir de ciertas edades, cuando nuestro metabolismo ha cambiado. Las personas a cierta edad pierden masa muscular por masa grasa, el metabolismo es más lento. Las limitaciones osteoarticulares que puedan hacer que nos movamos menos, provocan que la pérdida de masa muscular se agudice. Las alteraciones conductuales, personas que se mantienen deambulando buena parte del día, que muestran ansiedad o momentos de angustia, van a tener un gasto energético importante. Por si fuera poco, la medicación también influye en todo ello (algunos fármacos resecan la boca, provocan náuseas y vómitos, cuadros diarreicos…)